Recientemente he realizado unos pequeños mantenimientos en casa. Cambiar una cisterna, sustituir unos enchufes… lo normal en una casa.
Y digo realizado porque he sido yo quien ha hecho esos pequeños trabajos.
Tengo el material, tengo la herramienta y, lo más importante; Sé utilizar las herramientas, porque tengo la experiencia necesaria.
He tenido la suerte de trabajar en varios sectores, entre ellos las reformas. Esto me ha permitido adquirir los conocimientos para enfrentarme a estas tareas. Sé lo que me puedo encontrar antes de empezar, conozco las ventajas de seguir los pasos y no atajar (repito ventajas de NO atajar) y tengo los recursos necesarios para hacer frente a un imprevisto.
¿Y si no hubiera sido así? Si no hubiera tenido el material, o me faltaran las herramientas, o fuera la primera vez que me lanzaba a la tarea, seguramente habría terminado con agua por toda la casa. Fusibles fundidos. Bronca de la jefa «¿p’a qué te metes?». Y pagando. Pagando, además, más de lo que me hubiera costado al principio.
Es de perogrullo que tener una caja de herramientas y saber apretar un tornillo no te convierte en electricista o fontanero.
Y, aún así, hay gente que sigue confundiendo «tener facebook» con «gestionar comunicación social».
Total, las herramientas son «gratis» y hay un montón de información en internet. Y, además, para poner «cuatro chorradas» pues ya vale.
Así estamos, hartos de ver gaticos enfadados los lunes y bebés sonrientes los viernes. Y se preguntan por qué su página no tiene «me gustas».
Y todo por la sensación de ahorrarse unos euros. Que todos sabemos que los del Social Media venden humo y se pasan todo el día en twitter.